LIDERAR CON SABIDURÍA - Puentes Coaching
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LIDERAR CON SABIDURÍA

LIDERAR CON SABIDURÍA

Por Esther Cristina Puentes P.

Psicóloga y coach profesional de ejecutivos y equipos empresariales

El legado de los Vedas –antiguo conocimiento oriental– y su enfoque en el despertar de la conciencia interior devela aspectos poco desarrollados en occidente y que sin embargo, pueden darnos pistas invaluables para enriquecer nuestra manera de liderar. Uno de los conceptos que me han llamado la atención dentro de la corriente vedanta –relacionada con los Vedas– es el de liderar de modo sátvico. Empecemos entonces así:

¿Qué es liderazgo y …. Por qué sátvico?

Existen miles de definiciones sobre liderazgo, concepto que ha ido variando a través de los tiempos, y dada esa enorme diversidad de aproximaciones, pensamientos e ideas, me he venido preguntando qué es lo fundamental, qué es lo que realmente puede considerarse la esencia del mismo. Por esto, he elegido compartirles lo que, en este momento, para mí significa liderazgo y lo que considero más relevante a partir de mi experiencia como miembro de equipos directivos en diversas organizaciones, unas a las que he pertenecido, otras que he conformado, otras que he conocido como consultora o como coach en los últimos 30 años.

 

Una de las conclusiones a la que he llegado, es que el liderazgo se trata de ir más allá de los resultados, más allá de ejercer el poder para que estos se logren; se encuentra más allá de llevar a otros a conseguir algo, tiene que ver con un estado de conciencia puesto al servicio de lo que se Es y del Ser de quienes nos siguen cuando somos líderes. 

 

En esencia para mí un líder es un gestor de crecimiento humano. Un líder que busca el crecimiento de sus seguidores, su bienestar, su evolución, puede ejercer un liderazgo Sátvico. La palabra “Sátvico” viene del idioma Sánskrito y su significado ilumina cómo ha de ser el  comportamiento de un líder capaz de hacer grandes a quien se acerquen a él. Para comprender este significado, es importante abordar el término “gunas” y así contar con el contexto dentro del cuál lo “sátvico” cobra relevancia.

 

¿Qué son las gunas?

Las gunas son las características o cualidades de la naturaleza, que coexisten en diversa proporción en todo lo manifestado. Existen tres gunas o cualidades fundamentales: Tamas, Rajas y Satva. En el Baghavad Gita, texto sagrado de la India, Krishna revela a Arjuna estas tres gunas en la forma de obrar en el ser humano y le indica que Satva es la armonía o la claridad, Rajas la acción o la emoción, y Tamas la inercia u obscuridad. 

Toda actividad humana se manifiesta a través de estas tres cualidades y la proporción en que cada una se manifieste dependerá del grado de conciencia de quien esté actuando. Puede haber manifestaciones con matices de varias gunas, de hecho las tres coexisten y se mezclan entre sí. Cuando el rol que jugamos es el de líder, la acción de liderar tendrá un impacto distinto dependiendo de cuál de las gunas esté predominando. A continuación consideraremos los estilos de liderazgo a que conduce cada una de estas características primordiales. 

“Líder” Tamásico

Reflexionemos, para iniciar, en un “líder” en quien predomine Tamas. Esta guna se caracteriza por la inercia y mueve hacia la obscuridad. Dado que en el estado regido por Tamas se nubla la capacidad de discernir, ante temas éticos y morales el “líder” actúa con inseguridad y con facilidad se apega al estatus y a la autoridad, sacando provecho de la misma en forma inadecuada y para beneficio propio. A menudo, la razón por la que trabaja se encuentra ligada al ego y ejerce su rol con la idea de cubrir una necesidad de supervivencia. Realiza su papel con falta de cuidado y siempre encuentra fallas en otros, dado que le es difícil mirarse a sí mismo y asumir la responsabilidad de sus actos. Cuando las circunstancias lo ameritan este “líder” no asume riesgos y posterga, a veces indefinidamente, la toma de decisiones que puedan beneficiar a su gente. Maneja la autoridad según sus propias preferencias. Al relacionarse con otros no se pregunta si está perjudicándolos o beneficiándolos. Dado el impacto nocivo que causa en sus seguidores provoca inseguridad, odio y agitación. Esta clase de “líderes” se denominan “oportunistas” y se mueven por el deseo de sacar ventaja de toda situación, así consiguen únicamente desilusión y frustración para sí mismos y para quienes se alíen a ellos.

Entre los “líderes” que son más Tamásicos, se encuentran aquellas personas que actúan con malevolencia, que incitan a la violencia, que atacan o acusan rápidamente con el fin de que ellos queden a salvo. Incluso son capaces de mentir con tal de salir bien librados. 

Al inicio de este artículo comentaba que, por mi experiencia, he notado que un líder es, en esencia,  un gestor de crecimiento humano y es por esto que a aquellos que actúan movidos por Tamas no les considero líderes realmente. Esta clase de personas que en la historia o incluso hoy en día en el mundo organizacional o la vida pública tienen personalidades en las que hay mayor proporción de Tamas, son los que pueden conducir al desasosiego, la corrupción, la destrucción, y aunque pueden tener gran capacidad de influir e incluso de alcanzar resultados…  no permiten un avance consciente de quienes les apoyan y rodean pues sencillamente en ellos no priman las características indispensables para poder dar de sí lo mejor. Su esencia luminosa y pura les es ajena; en el estado regido por Tamas la persona desconoce lo que Es. 

El líder Tamásico ha perdido contacto con su esencia, con sus valores humanos, por eso actúa desde el desconocimiento de ellos y sus acciones conducen al sufrimiento propio y de quienes le siguen, aún cuando a corto plazo tenga la sensación de haber logrado algo valioso para él. Por lo general se caracterízan por practicar antivalores y con frecuencia hacen alarde de ello por considerarse más “listo”, “vivo” o “sagaz” al preferir esta clase de actuar. Es decir, que no solamente se encuentra desconectado de los valores mismos, sino que se siente orgulloso de lograr lo que quiere al deshonrarlos. 

Al líder Tamásico le caracterizan la deshonestidad, el irrespeto, la irreverencia, el egoismo, su carácter humillante, la mentira, la irresponsabilidad, la de unión, entre otras, y no se le ocurre la posibilidad de buscar sus contrarios pues públicamente manifestará que los está cumpliendo. Este proceder confunde y desmotiva a sus seguidores a no ser que terminen dejándose influir por el estilo de su líder, caso en el cual tenderán a ser aún más extremos en la expresión de los mismos antivalores. Un líder Tamásico propicia el perfeccionamiento y sostenibilidad del mal en quienes lo siguen.

“Líder” Rajásico

En segundo lugar encontramos los líderes en quienes predomina Rajas.  Rajas es una guna contraria a Tamas. Ésta conduce a la acción. De cierta manera podría decirse que con Rajas se conquista a Tamas, pues para superar la inercia, se requiere de la actividad. Al pasar de ser dominado por Tamas a vivir desde la influencia de Rajas, se empieza un despertar. No obstante, en el “líder” en quien predomina esta guna existe un gran apego al trabajo y a los resultados. La intención con la que trabaja es egoísta, labora compulsivamente y su mente está muy pendiente de la cantidad. Su actitud suele ser cuidadosa y le agrada dominar y controlar todos los aspectos del trabajo. Cuando se presentan situaciones riesgosas, se queda atrás y hace que otros asuman el peligro antes que él mismo enfrentarlo. A la hora de distribuir trabajo se basa en la contribución de logros anteriores, por lo que quienes no han hecho aún grandes aportes, desde la perspectiva del “líder” Rajásico, no tendrán la oportunidad de aprender, a través de la práctica, que sólo le será reservada a quienes “más producen” lo cual suele fortalecer y reforzar (pero también extenuar) justo a quienes tienen tendencias igualmente Rajásicas en su núcleo de influencia. A la hora de relacionarse con sus equipos o con sus seguidores, los “líderes” Rajásicos favorecen únicamente las interacciones profesionales o aquellas de las que puedan “sacar algo a cambio”; no suelen interesarse en los sentimientos y emociones del otro, a no ser que les parezcan útiles para sus fines productivos. Los frutos de la predominancia de Rajas en un “líder” son (en sí mismos y en quienes trabajan o se relacionan con él) el estrés, la soledad, el deterioro de la salud y la desarmonía en las relaciones.

 

Volviendo a lo que considero esencial, en un líder verdadero, que es la posibilidad de desarrollo de quienes estén a su lado, tampoco éste es un ejemplo de liderazgo que valga la pena promover o seguir. 

 

El líder Rajásico acomoda a conveniencia los valores y los promueve o desestimula dependiendo de que éstos le briden la posibilidad de ganar algo para si mismo. Por eso, puede sucederle que hable de valores pero no siempre los practique y que en situaciones apremiantes, bajo presión o por temor de no cumplir con sus objetivos, los olvide. 

 

En este estilo de liderazgo prevalecen antivalores como la desconsideración, la exigencia extrema, la falta de reconocimiento, el acoso, la presión desmedida, la ironía, el castigo público de sus seguidores, entre otros. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en el líder Tamásico, en el Rajásico hay momentos de lucidez y es cuando se siente incómodo por el impacto que ha causado en su gente cuando se da cuenta que se ha relacionado con ella de una forma que no le enorgullece. Su intención es conseguir a como de lugar el resultado que busca, más no lastimar premeditamente a las personas. Así se esfuerza por trabajar en los valores aunque muchas veces pierda la batalla por dar prioridad a sus necesidades olvidando que éstas pueden también lograrse desde un comportamiento y un ambiente benévolo y grato en el que es fácil trabajar y ser productivo. Esta falta de coherencia y de consistencia hace difícil la sostenibilidad de los resultados pues con frecuencia ocasionan desmotivación y temor en sus colaboradores. En general el líder Rajásico siente que lleva todo a cuestas y que necesita hacer un gran esfuerzo para conseguir un buen desempeño y, por otro lado, su gente suele sentirse insuficiente e incluso maltratada, lo cual conduce a un innecesario resentimiento.

 

Líder Sátvico

Les invito ahora a aproximarse al Liderazgo Sátvico. Un líder Sátvico es aquel en quien priman el desapego y la dedicación al trabajo. He notado que este es un concepto que nos cuesta trabajo entender en una sociedad que premia y favorece la orientación al logro y la consecución de resultados. Se tiende a pensar que estar desapegado equivale a ser irresponsable, cuando en realidad lo que el líder Sátvico busca es dedicarse a cumplir a cabalidad su deber, con la conciencia de que cualquier cosa que ocurra finalmente será la consecuencia de La Voluntad Superior. Desapegarse es no aferrarse innecesariamente a nada ni a nadie, pues así es como se fluye conectado con su verdadero Ser que no tiene ni anhelos ni deseos que prevalezcan sobre la Conciencia. Cuando se está apegado se está permanentemente enfocado en el futuro que aún no existe, cuando se está desapegado, la acción correcta se da en el presente que es el único lugar en el que se puede gestar, paradójicamente, todo cuando sucede después. Al dirigir la intención y la atención al presente, en lugar de requerir hacer fuerza para lograr algo, se encuentra la Fuente que todo lo contiene. La intención del líder Sátvico se manifiesta en su generosidad, en la compasión que siente por sus seguidores, en estar consciente de la calidad con la que se está obrando. Al líder Sátvico le interesa el proceso, y en especial aquel relacionado con lo que él mismo y su gente están descubriendo mientras trabajan, mientras interactúan, mientras se observan y aprenden, mientras se logran o no los tan anhelados resultados. Para él prima el auto-conocimiento, el recordar lo que se es. El líder Sátvico es considerado con su gente, confía en ella, pues ve su talento y su grandeza interior -más allá de su capacidad productiva-  y por eso convoca a que todos participen. De esta manera enseña y favorece el desempeño. No obstante, en los momentos de crisis asume con valentía la delantera, toma primero los riesgos y protege a los demás, en lugar de lanzarlos al agua antes que él. Con esto le da ejemplo a sus seguidores, les envía un mensaje alentador que aleja el miedo y estimula la confianza y la sensación de ser valiosos y amados. Al distribuir las responsabilidades, el líder Sátvico se basa en el consentimiento y habilidades de todos, así hace valer sus pensamientos, sentimientos y capacidades. Dado que le interesa su gente, participa y se interesa en sus vidas e indaga sobre sus ideas, sentimientos y emociones. La consecuencia de esta clase de liderazgo es que reinan en sus equipos o seguidores la buena voluntad, la paz mental, la seguridad, las relaciones armoniosas y cuidadas. Lo más curioso es que los resultados son una consecuencia natural del buen actuar, del bien sentir, de Ser bondadoso y estar dedicando lo mejor de sí mismo a lo que considera un compromiso o un deber sagrado. 

 

El liderazgo no puede ser impuesto, se gana por la capacidad de inspirar y sólo se inspira cuando entramos en contacto con el alma. Desde allí obra el líder Sátvico, desde el contacto con su Ser interno y es precisamente esa conexión lo que le permite Ser y por su misma autenticidad Inspirar.

 

El líder Sátvico inspira por la coherencia entre su pensar, sentir y actuar. Desde allí da ejemplo y guía a sus seguidores en la práctica auténtica de los valores humanos. Es frecuente que más allá de hablar sobre valores, los exprese con sus comportamientos y actitudes en la cotidianidad. Los líderes Sátvicos más desarrollados son ejemplo palpable de valores tales como el respeto, la consideración, la exigencia justa unida al apoyo incondicional, la tranquilidad en los momentos difíciles, la admiración de los talentos de sus colaboradores, el reconocimiento, la firmeza y claridad en las decisiones, la amabilidad, la honestidad, el interés genuino por su gente, entre otros, y como consecuencia de esto su gente se siente motivada, vista, valorada y replican con impecable precisión el mismo estilo a lo largo y ancho de la organización. 

 

¿Qué sigue al Liderazgo Sátvico?

Las tres gunas definen entonces las cualidades de todo lo manifiesto y determinan la expresión de toda acción, inclusive la de liderar. Señalan un camino de evolución y una vez se hayan experimentado todas sus facetas y Tamas haya sido conquistada por Rajas y a su vez Rajas por Satva, desde esa claridad se revela otra dimensión. En el Gita, Arjuna le pregunta a Krishna: ¿cómo se logra trascender estas gunas? Y ésta es Su respuesta:

 

“Aquel que no odia la iluminación, el apego, ni la ilusión cuando están presentes, ni los añora cuando desaparecen; que se mantiene firme e imperturbable a través de todas esas reacciones de las cualidades materiales, y que permanece neutral y trascendental, sabiendo que solo las modalidades están activas; que está situado en el ser y que considera que la felicidad y la aflicción son iguales; que mira con la misma visión un poco de tierra , una piedra y un pedazo de oro; que tiene la misma disposición hacia lo deseable y lo indeseable; que es constante, encontrándose igual de bien en la alabanza y en la censura, en el honor y en el deshonor; que trata igual al amigo y al enemigo; y que ha renunciado a todas las actividades materiales: una persona que es así, se dice que ha trascendido las modalidades de la naturaleza o gunas.” Bg. 14. 22-25

 

Cada uno de nosotros sólo puede continuar su camino desde el lugar en donde se encuentra. Que a cada espíritu se le revele con claridad cómo aplicar su voluntad. Que todos seamos siempre felices mientras recorremos estas experiencias que nos unen en redes invisibles, y desde las cuales al cobrar conciencia veremos que todos somos UNO y que cada paso dado, tan sólo era parte de un sueño, una ilusión valiosa en sí misma por el único propósito: ¡DESPERTAR!

Esther Cristina

PUENTES COACHING

 

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